Leía hace poco un post en Facebook de un buen amigo y coach de familia llamado Joel David que voy a parafrasear, "al niño con imposiciones obedece, pero no aprende". Dispense él que no lo memoricé o lo haya cambiado, no lo volví a revisar antes de crear estas líneas porque lo asocié con un caso que vi cuando niño y de allí sacaré unas conclusiones, lo narro:
Cuando niño, estaba en una fiesta en casa de mi prima Gabriela Duarte Serrano en el cumpleaños de ella. No tendría ni media hora de haber comenzado la fiesta, a las 5, cuando -me narró mi madre años después-, dos niñas se acercaron a la madre de la cumpleañera -mi tía- y le dijeron ésto: "Señora Duarte, ¿podría picar la torta ya?, a lo que mi tía les preguntó el por qué de tan atípica petición sí el festejo apenas comenzaba; ellas contestaron, "ah porque ya van a ser las seis y sí mi papá llega a la casa y no nos encuentra, va a "*descoñetar" a mi mamá y luego a nosotras también nos "descoñeta".
Ante tal alegato, obvio que se tuvo que picar la torta ¡antes de tumbar la piñata!, además de explicar a los demás padres la situación y bueno, supongo que habría muchos cuchicheos y espero que esa familia se acomodara sin ese parásito que mal llamaban padre.
Y es que las sociedades crearon al machismo y a las feminazi, dos neologismos por demás peyorativos uno más que el otro, pero no les han querido conseguir cura, sino puros paños de agua que no han podido cimentar bases de respeto, disciplina, entendimiento e innovación familiar, no con ésto quiero generalizar, porque sé que la gente buena es más.
Más no me he cansado de escuchar...bueno, sí, me hastía, eso de "usted es un varón y debe beber conmigo" o las madres con esa frase de "te voy a matar a coñazos", ¿lo van a matar?, ¿usted no entiende el poder de tan críptica frase", hasta esa de "matar de risa" es de cuidado, porque ya han habido casos.
Soy de esos que sí cree que unos cuantos pescozones y castigos de restricciones a gustos y un par de sarcasmos en grito forman el carácter, pero tener a una familia azotada por el rigor de los puños, el creerse superiores, el pagar resentimientos, el miedo que se transforma en rigor (sí, miedo, a que se les salga de control lo que quieren a su modo), ser hostil y dárselas de sabroso o por ser mujer acá se hace lo que yo diga y sí no corto al niño y al que se me venga con denuncia, es una bofetada directa a la humanidad; son de los muchos casos en que veo que hay una injusticia cósmica de darles maternidad y paternidad a quienes están decididos a ser el mal de un ser de bien.
Las familias discuten, se ponen bravas; pero no se apuñalan, traicionan, gritan, se pierden el respeto, son indiferentes ni se desean mal. Una cosa que tiene la existencia humana y es irónica es que el mal existe para que el bien se note y triunfe. Eso implica ser mejor cada día, no ceder ante la tentación, no dañar, tener mano firme no es usarla para golpear y sembrar miedo.
Que los niños no hagan las cosas como tú, no indica que las están haciendo mal, hay que sopesar resultados, corregir y aumentar. Y tampoco a los niños se les quita el disfrute, eso sí, sabiendo respetar a sus mayores, mostrando educación para que sean baluartes admirables (aunque suene egocéntrico y vanidoso, ¿por qué no ser chéveres?, eso es ser distintos y por lo tanto, bueno).
Lo que hay es que enseñarle a hacerse un piso antes de los pasos, pero aquello de tenerlos bajo un yugo, se revierte. La vida que se construye con bloques de odio, engaño, indiferencia, desazón, se caerá encima del propio constructor.
*descoñetar (golpear de manera brutal a una persona).
Lcdo. Argenis Serrano - @Periodistech
