Es feo hablar del
bien que uno hace, por jactancioso. Pero sin contexto no hay argumentación para
lo que se propone. Presento mis disculpas sí les llego a incomodar.
Desde
hace más de una década dedico parte de mis ahorros ya sea por la publicidad en
los blogs, algo de sencillo que me quede, ayuda externa, sueldo, etc., a donar
artículos de limpieza e higiene, accesorios, pintura, juguetes y dulces a un
orfanato.
En
2010, para el Día del Niño, el exgobernador de Aragua, rafael isea, ordenó que
nadie particular podría hacer donaciones, sus argumentos jamás me llegaron,
pero sus acólitos cumplieron. Sólo podían ser fundaciones. Tuve que registrar
una fantasma (que eliminé cuando comenzaron a cobrarles impuestos, sólo quedé
con habilitación del nombre a mi titularidad. Allí nació FUNDAFLOJERA. De un chiste,
un nombre que enmascaraba algo serio y bueno.
Cada
Día del Niño y cada 23 de diciembre (fecha que personalmente me encanta), iba a
ese orfanato. Cada vez podía donar menos, pero lo hacía porque me nace; tengo
la firme idea de que los huérfanos son los hijos que los solteros no pudimos
tener.
Ha
llegado 2019 y por la situación país, con los ataques injustificables a la
ayuda humanitaria y el querer ocultar las necesidades, los entes estadales para
la atención de menores han recibido órdenes de no aceptar donaciones de
particulares o grupos, porque eso develaría debilidad. Igual como ocurre en
hospitales y demás.
Aunque
parte del personal de ésta institución que no voy a nombrar, pero que pueden
sacar a la luz con algunos de mis otros artículos, no estaba a favor de esa
orden, la figura de los “patriotas cooperantes” o literalmente “sapos” se hace
presente en el personal obrero y externo vigilante. Por ello, y para
salvaguardar el empleo de los que sí saben la realidad pero son víctimas de
coacción, preferí abstenerme.
El ahora
Gracias
a un dato de un comerciante informal, conseguí una buena oferta de chupetas de
coco y galletas artesanales (también me abstengo de decir quién las vende,
porque teme ser atacado por ello ¿?); esa fue mi manera de no quedarme de
brazos cruzados y poder cumplir con algo que no es para ganar puntos ni
sentirme superior. Es algo que me atrae, fascina, plena el alma y que es una
pequeñez en este mar de cuitas.
Este
domingo día del niño 2019 salí caminando con mi saco de chupetas por una
preconcebida ruta de mi Maracay. A cada niño con su representante que veía,
pues a su representante se la daba para que se la entregara al niño. ¿Por qué
así?, ¡lógico!, a los niños no se les debe dar nada directo sin el
consentimiento de sus padres, porque pueden mal acostumbrarse y podría venir
alguien y hacerles daño engañándoles con dulces. A los niños nunca se les dan cosas sin consentimiento expreso de los
padres, más que ley, es una protección moral y cívica.
Los
niños de la calle, tocó dárselas directo. Sus agradecimientos fuertes y claros
dan una esperanza cierta de que el mal no les ha tocado.
Único problema
Como
siempre, la policía no consulta sí estoy haciendo un bien o determina sí hago
un mal, sino que quiere pedir. Firmemente se lo negué a dos mujeres agentes,
expresándoles que sólo guardaría 3 chupetas y 3 galletas, para mi casa. Una me
dijo que esa no era forma de contestarle. Le respondí que esa (la de ella), era
la forma de quitarle la sonrisa a un niño. Le di la espalda y me fui, no sin
antes acomodarme el carnet de PERIODISTA que usé como blindaje y por el cual –creo-
no se fue a mayores el caso.
Petitorio
No
podemos estar regalando a diario, no podemos darnos de santurrones y menos de
bravucones. Pero sí podemos sacar algunas sonrisas. Cada caso, estilo y
posibilidad que se nos presentare, deberíamos al menos intentar darle un buen
momento. Hoy por ti, mañana por mí.
Sólo
les pido, no nieguen dar la mano, cuando de verdad pueden hacerlo. Y sí no
pueden, no teman decirlo y buscarle la vuelta para ser de utilidad.
Gracias
por apoyarme, muchos saben cómo lograr ello.
Lcdo. Argenis Serrano
– Twitter: @Periodistech