Slow food: la necesidad de volver a comer despacio


Hoy en nuestro blog te hablamos de comer. Pero no de comer de cualquier manera, si no de comer despacio. Sentado a la mesa, concentrado en lo que comes, sin distracciones, tras haber preparado un plato de alimentos naturales… 

¿Te verías capaz de conseguirlo? Es el slow food. Y vamos a hablar de ello. Detenidamente, por supuesto.

Sí, ya sabemos que es complicado. Que los tiempos actuales corren a mucha velocidad y ello nos lleva a comer rápido

O lo que es lo mismo, dejarnos llevar por el fast food, que tanto daño está haciendo y seguirá haciéndolo a la salud mundial.

Gran culpa de esta mala alimentación la tienen los EEUU, sin duda los creadores de este tipo de alimentación, y que gracias a su inmensa capacidad de persuasión, han conseguido contagiar a todo el mundo.

Las grandes marcas como Coca-Cola, Burger King, Pepsi… tienen fieles seguidores hasta en el mayor rincón del mundo. 

Y es que las franquicias de estas marcas han conseguido levantar sedes en todo el planeta. Esta forma de comer rápido está al alcance de todos…y a un precio muy asequible.

Pero como en muchas facetas de la vida, lo barato sale caro. Y esa mala alimentación la paga el ser humano en forma de sobrepeso, obesidad, enfermedades cardiovasculares…por no hablar del factor social, que es el que tratamos en este artículo. 


slow food la necesidad de volver a comer despacio
Una consulta nutricionista te podrá dar más detalles de las graves consecuencias que puede tener para tu salud una alimentación basada en este tipo de productos.

Cuando comemos rápido no tenemos tiempo para la conversación, para preguntarle a otra persona qué tal le ha ido el día, si tiene algún problema personal… 

Vamos a lo que vamos. A comer y a seguir trabajando. Y si le hacemos caso a algo, es al Smartphone. ¿Verdad?

No sabemos de qué ingredientes están hechas estas máquinas, pero no podemos dejar de devorarlas. 

Acaparan toda nuestra atención, perjudicando notablemente nuestras relaciones sociales. Y no sólo en el momento de sentarnos a la mesa.

En muchas casas es la discusión estrella en el día a día. Dejar el móvil apartado para sentarse a comer en familia y compartiendo las experiencias vividas durante la jornada. Prestando atención a la comida y a lo que comemos. 

Las pantallas desvían la atención de lo que realmente importa en la vida. Y la alimentación y las relaciones personales son dos motivos más que suficientes para dejar de lado los teléfonos móviles para dedicar más tiempo a preparar la comida

Es un tiempo muy bien invertido, te lo podemos asegurar. Ganarás en calidad de vida.

Es por ello que desde este blog te apoyamos el slow food. Más que una forma de comer, es la necesidad de volver a comer despacio.

Por si no lo sabías, este término de slow food surgió en Italia en los años 80, tras observar cómo el “fast food” procedente de los EEUU estaba arrasando con las buenas costumbres alimenticias de los países mediterráneos.

En estos países, todo lo bueno sucedía alrededor de una mesa llena de buenos y ricos platos naturales. Y siempre con la mejor compañía. La de la familia, los amigos, los hijos…  Y no querían perder esta sana costumbre. La buena costumbre de vivir la vida.

Parece que su idea tuvo éxito, ya que en las últimas décadas el slow food ha ido ganando adeptos frente a la comida rápida.

Cada vez hay una mayor sensibilidad hacia el consumo de platos tradicionales y naturales. Los de cercanía. Los que nacen cerca de nuestro entrono y llegan hasta el plato en las mejores condiciones.

Comer despacio no solo tiene beneficios para tu salud.  También es muy bueno para el medio ambiente ya que un modo sostenible de alimentarse. 

Menos intermediarios, menos productos procesados, menos empresas que intervienen en la manipulación de los productos… Comemos tal y como la madre naturaleza nos proporciona los alimentos. ¿Hay algo más sano?

El slow food nos ayuda también a no perder la costumbre de cocinar. Y es que, si vamos a un supermercado y lo tenemos todo en un envase listo para calentar y cocinar… Todo es más fácil. Sí, pero menos sano también.

No hay excusas para no caer en el slow food. Baja de revoluciones y piensa por un momento qué puedes preparar para comer mañana. Unas buenas verduras, legumbres, pescado, carne…

Todo ello preparado con unos acompañantes naturales. Hecho con mimo. Y sobre todo, preparado por ti. Siendo plenamente consciente de lo que estás dándole a tu organismo. 

¡Buen provecho!

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