El sentirse deprimido se ha hecho una constante desde que la pandemia del Coronavirus nacida en China y no reconocida legal y moralmente como plaga y su culpa que ha azotado al mundo por esas autoridades asiáticas, inició en 2019. Ello por el miedo, los destrozos emocionales en las familias que hemos tenido pérdidas de personas queridas, junto al daño socioeconómico y cultural que nos ha causado y la incertidumbre de cuándo cesará y bajo qué otros costos. Eso ha hecho pasar a muchos a estar deprimidos y a otros de este estado, directo a la depresión.
Estar Deprimido
La confusión entre estar deprimido y la depresión se ha
hecho una constante entre todos. Aclaramos que estar deprimido es tener decaimiento del ánimo, un estado emocional
donde todo aburre y comienza uno a proyectarse películas de tedio hasta que nos
cansamos del mismo y salimos de ese –cuasi necesario- letargo por voluntad /
necesidad propia o por la ayuda de terceros que son condescendientes y que
aúpan porque tengamos una vida saludable,
amena, llena de verdad y resiliencia. En fin, una vida que no se amilane del
todo y que hasta termine aprendiendo de lo deprimido que se encontraba para no
reincidir y saber ser más fuerte en cada ocasión que le sea contraria.
La Depresión
Por el contrario, la depresión es más incisiva. En ésta
la tristeza le va consumiendo lentamente, no ve solución a nada, el apoyo del
entorno le suena vacío, cree que la muerte es la única manera de acallar a las
voces en su cabeza y la recurrencia de problemas –reales o tergiversados- que
circundan a su existencia.
Se llena de preocupaciones, comienza un aislamiento que incluye
hasta de aparatos o sonidos agradables; busca soluciones bañadas en lágrimas
silentes y en las cuales cree que el fin de la existencia es el fin del dolor y
que será su contribución para alivianar la vida de quienes le quieren,
amputándose de sus corazones.
Esos y más errores, que se niegan – cierran del todo a
sobreponerse, son los que se llegan a sentir. Me consta personalmente.
¿Qué hacer cuando la depresión se cierne?
Para recuperar una existencia coherente que forje la vida
saludable que merecemos y debemos labrar, es que apenas se sienta que el mundo
se está cerrando, quedar en manos profesionales que saben cómo ayudarnos a
abrirlas en base a nuestra personalidad.
Así como al estar deprimidos, encontramos amigos que nos
llevan comida, se sientan junto a nosotros a simplemente escucharnos, que nos
llevan a fiestas, bares, hoteles, parques de ferias a sacarnos sonrisa y a
subir nuestra dopamina, endorfinas y adrenalina para que volvamos a hilvanar
con coherencia la vida y así enfrentar problemas con soluciones prácticas y
metódicas.
Pues de la misma manera se busca en la depresión a
profesionales que no vienen a juzgarnos ni a decirnos que todo es rosa; vienen
a sacarnos del confuso silencio lleno de voces con pésimas ideas para
despojarnos de las tribulaciones. Porque en la depresión las voces se van por
el camino fácil, pero los profesionales –y las amistades y familiares
consecuentes- se van por el camino sinuoso junto a ti, te levantan de los
baches emocionales, te alejan de los despeñaderos actitudinales donde te
quieres lanzar, para indicarte un norte más lógico, factible y constructivista.
No sólo con medicinas para la depresión se construyen
soluciones; se construyen con la verdad de que en vida es que se sale exitoso
de manera alguna ante las tribulaciones y que son más los triunfos que las
derrotas. Que dejarse ganar por las ideas erróneas, siempre será una opción evitable
y hasta pateable.
Que al estar deprimido se debe tomar en cuenta que de ese
silencio, gritos, llantos o ensimismarse se sale con nuevos bríos y por ende,
de la depresión que es más fuerte, pues el salir de ella dichos bríos son el
doble de fuertes y que nos darán más oportunidades.
Respetarse y no agredirse el cuerpo y alma por efectos de
la depresión, es factible y enseña a valorar a la vida saludable al cuádruple. Lo
que se necesita es buscar ayuda de
toda índole, incluso dentro de nosotros y nuestra hidalguía.
Me consta, porque muchas veces he logrado estar deprimido
y una vez la depresión me llevó al filo de la muerte, pero le escupí en su cara
y en conjunto a gente buena, triunfé, porque estoy vivo.
Y vivir y hacer el bien es una manera de honrar la
memoria de quienes se nos han ido por la pandemia, por otras enfermedades,
accidentes, hechos violentos y por los efectos de la depresión.