Para explicar este post sobre novedades
y necesidades en Venezuela, hay que aclarar varias cosas:
En sociología se enseña que existen 3 tipos de necesidades:
Necesidades
reales: Alimentación, vestido, calzado, salud de
atención primaria, pago de servicios básicos (agua, electricidad, gas),
educación, transporte y, en una instancia paralela, recreación y reparaciones o
mejoras.
Necesidades
alternativas: Pago de TV Cable o
Internet, recarga de saldo del teléfono, aditamentos especiales para hogar o
vehículo para reforzar u optimizar lo que se tiene, decoración (Navidad y
Cumpleaños); incluye también viajes y turismo. Salud especializada (atada a la
atención primaria, sí se requiriese).
Necesidades
impuestas: Antes entraban el teléfono celular e
Internet, hasta que fueron considerados derechos
humanos. Pero las necesidades impuestas actuales implican las novedades, que incluyen todos esos
gustos que nos atraen para lucir mejor, adornar o brindarle esencia única al
hogar, nuestros ambientes, vehículos, oficinas o portarlos encima.
Novedades y necesidades
¿Cuántas veces no vemos algún artículo que ni sabíamos que existía y por
su sola presencia, por activar nuestros recuerdos de los mejores momentos;
porque te haría lucir ante los demás en una ocasión especial o te hizo gracia,
decimos: “no lo quiero, ¡Lo necesito!”?
Y aunque ustedes no lo crean, así se realizan muchas ventas a nivel
mundial y Venezuela, lugar que realmente tiene necesidades económicas fuertes –estadísticamente
así se demuestra y cada quien lo vive cuando regularmente le falta algo-, pues
el país no se escapa de las novedades.
En parte, porque no podemos seguir negándonos placeres culposos y no
somos culpables de la terrible dirección económica gubernamental, en la que
habitamos en el ojo del huracán con el marcado sesgo selectivo que sólo se enfrasca en mostrar lo tranquilo del
país como la realidad, en vez de mostrarlo como la necesidad con visos de
posibilidad que toda la ciudadanía merece estar viviendo, pero no lo hace o es
un hecho esporádico y de corte lejano.
Las novedades nos están invadiendo. Todas a menos de $20 y atacando
acciones menudas o cotidianas a las cuales les otorgan simplicidad, colorido,
gracia, relativa funcionalidad y todas con
puerto USB o modalidad recargable.
Pero, ¿Ayudan al menos a las necesidades alternativas?
Sí y no, depende. Disculpen el juego de palabras pero esto acá amerita
decir la frase venezolana “depende de la
dependera”, porque así como hay artículos que cumplen su cometido, hay
otros que son un gran desperdicio de dinero.
En YouTube y TikTok vemos que
hay cientos de novedades provenientes de Asia, sea para estar en la calle,
preparar alimentos, refrescarnos en el cuarto o sala o en la calle de manera
portátil.
Las alabanzas de los influencers o creadores de contenido tipo review
(revisión), aumentan la intención de compra de quienes saben que no lo
necesitan o que pueden embarcarse con la compra, pero que les pica el bolsillo
y se arriesgan con esas novedades, luego de “haber investigado lo suficiente en páginas web de opinión o videos de
pruebas”.
Quien suscribe, ha sido coparticipe en la compra de estas novedades,
siendo la espuma de polipropileno en
lata para tapar orificios; la pintura
selladora de techos y el Nintendo SUP (un regalo), los que han
funcionado.
No así el ventilador portátil recargable que sólo funcionó 1 mes (si
echó aire, innegable), pero que tenía una batería
de 250 mAh que duraba una nimiedad para combatir el calor cuando hay cortes
eléctricos.
Las novedades y necesidades: Realidad y Ficción
Hay
lavadoras recargables o licuadoras USB
portátiles que duran un ratico. Que uno cree que cubrirán necesidades en
sitios pequeños, para lavar ropa íntima o hacerse un jugo en la oficina y no
siempre se da.
Vuelvo
con el “depende”: Hay marcas que sí
se enfocan en hacer novedades hechas para durar, lo que hay que hacer es
buscar, preguntar y consultar, además de ahorrar para aminorarle el impacto al sueldo. Y si
la tienda te ofrece garantía, mucho mejor.
Ahora,
esas tiendas de novedades que en sus videos o flayers te insisten que “por tan solo 20 dólares te llevas…”,
cualquier cosa que te va a resolver la vida, sabes que te van a dejar con la
espada de Damocles sobre la cabeza, en una lotería donde tienen 75% de
probabilidades de perder.
De
allí que te invito a pensar un poquito: Si tienes necesidades en casa y te
cuesta cubrirlas, al menos antes de darte un gusto –que te juro que te lo
mereces por tu trabajo, estudio y buena voluntad- y que ese gusto venga en forma
de novedades, ¿No es mejor invertir ese dinero en algo que sí te dure?
No
me refiero a marcas, porque hay demasiadas y en ocasiones hasta las marcas de tecnología
más grandes, caen en la deficiencia y son un dolor de cabeza. Te estoy hablando
de componentes, garantías, fiabilidad del lugar donde compres.
Una
práctica sana es el cubrir las necesidades del mes o quincena y luego saltar a
las necesidades alternativas y luego a las novedades / gustos. De esa manera no
te sientes desplazado y puedes probar las mieles de la creatividad humana.
El
punto está en no ser frugales y tampoco desperdiciar la plata. Para ello, un
detalle que pocos comunican, especialmente de los productos hechos en China, los cuales vienen en “4 tipos de calidad”.
Calidad A: Iguales
a los japoneses o estadounidenses, durables, resistentes, trabajadores al 100%.
Con la salvedad que en China no crean, reproducen de forma alternativa.
Calidad B:
Productos de calidad media, con resistencia moderada (hasta 5 años). Usan metal
o fibra ultrarresistente.
Calidad C:
Las novedades con baterías inferiores a los 1.000 mAh o que entremezclan metal y plástico de forma extraña.
Calidad D:
Se los grafico así: La calidad de sus lápices de grafito o lápices de colores o
cuadernos medio amarillentos.
Pocas
veces vienen marcados con el tipo de calidad, pero esas novedades o maquinarias
son expedidas por lugares físicos que permiten pruebas o reclamos.
Según
nuestras posibilidades, podremos cubrir nuestras necesidades básicas,
alternativas y gustos a base de novedades, cuando no podemos acceder a
productos tradicionales.
Eso
sí, siempre buscando el mejor precio – valor, sea en tiendas físicas u online.
Porque
Venezuela no está en condiciones de permitir que la gente despilfarre o
invierta mal o peor aún, que compre novedades para poder escapar de la
realidad, así no le duren mucho.
De
allí que le mentalidad capitalista de comprar lo mejor a precio justo –sea cual
sea-, es lo propicio, para que el mercado se mantenga económica y
competitivamente, ya que instamos a los fabricantes, distribuidores y
comerciantes a que vendan cosas de calidad o quiebran, porque nos vamos a otro
lado donde sí valoren nuestro dinero y nos respeten como personas.