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“LA CARPETA: Ganamos poco, pero vendemos mucho”.

Cuando niño, cerca de la Terminal de Pasajeros del Nuevo Circo (Caracas - Venezuela), estaba un edificio rotulado con publicidad exterior –modelo de marketing muy popular en la época- de un negocio mayorista de papelería el cual tenía a un mono vestido como un ejecutivo (punto de atracción principal) pero cuyo slogan fue lo que a mí me quedó como una lección de vida y aquí, lo explico: “LA CARPETA: Ganamos poco, pero vendemos mucho”.

la carpeta
 

Aplicarlo en la vida

En casa, desde 1994 comenzamos a vender refrescos, maltas, helados y cigarrillos. Yo coloqué la inversión inicial y la premisa antes citada.

El punto es que bajar la ganancia, maximiza las ventas y puede uno volver a surtir el stock con prontitud, ganándole a la inflación en forma de aumento de los productos. Es una relación ganar / ganar / ganar para quienes estamos involucrados (proveedor – vendedores <nos> y compradores).

¿Nos funcionó la estrategia de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho?, sí. Ayudó a paliar gastos de comida, servicios e incluso pude pagar muchas cosas de mi carrera universitaria y alistarme para algunos viajes culturales.

 

Desglosemos sistemáticamente la premisa de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho

Ganamos poco: obvio que no es la ganancia global, sino de cada producto vendido al mayor o al detal, como tenían en su distribuidora para consumidores pequeños.

Mientras menor sea la ganancia, con más prontitud se acabará el stock, lo que elimina uno de los problemas más incómodos en la administración de negocios: Los productos que se represan por no ser demandados, siendo incluso los de habitual alta demanda.

Esta técnica evita por igual que algunos productos deban ser rematados a un precio anterior al que tendrán en la renovación del stock. La pronta compra por parte del público, evita las pérdidas al comprar a nuevo precio.

Pero vendemos mucho: El regocijo de la demanda constante con ganancia modesta pero rápida, que al cierre de mes demuestre superávit y correspondencia al pago de impuestos, logística, renovación de stock, empleados e infraestructura, resulta cada cierre trimestral más consistente, esperanzador y tranquilizador para cualquier jefe, puesto gerencial e incluso para el más modesto trabajador que podrá seguir laborando donde se siente y percibe que todo está administrativamente bien.

 

¿Trae problemas aplicar la técnica de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho?

Claramente sí. Primero porque es un sistema que puede ser visto como una imposición y cortar la decisión de cada quien de sostener su margen de ganancias. Además, hay que adecuarse a las zonas comerciales, niveles impositivos, estructuras, costos, etc.

Todo dependerá de las posibilidades de cada persona que realice ventas. Su decisión sólo puede ser juzgada por quienes tienen el verdadero control de los comercios y no lo saben: los compradores, que pueden ejercer balance y sentenciar en la ley de la oferta y la demanda. 

Otro problema frecuente es la presión y molestia de la competencia y lo voy a contar con una anécdota personal: cuando vendía las maltas, refrescos, cigarrillos y helados con esta filosofía, iba mucha gente a comprar, incluso en los horarios que el gran abasto y las otras bodegas de la zona estaban abiertas.

Algún día llegó la asiática del abasto a ver los adornos navideños con su bebé y al saludar notó que llegaba gente a comprar, fijándose ella en el precio. Sólo atinó  decir “pero ustedes venden más barato que yo”

Tocó responderle: “Claramente (sin caer en la premisa de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho), porque si vendemos al mismo precio que usted o más, no vendemos y eso se nos represa y a cómo va la inflación, cuando se venda todo, habrá que colocar más dinero para comprar lo mismo o compraremos menos y poco a poco nos arruinaremos.

Además, no pagamos los mismos impuesto que usted ni empleados, claramente debemos devolverle eso a la comunidad”. Ella se fue complacida por la respuesta.

Así sería de bueno el método que una vez cerramos la puerta para cenar y hablar en familia y se formó una fila de gente fuera esperando a que reabriéramos para comprar cigarrillos, ya que era el lugar con el precio menor.

En este ítem, muchos vendedores buscan ganar el doble de lo que vale una cajetilla al vender los cigarrillos sueltos o detallados. Nos dimos cuenta que además de usura (ganar el 100% de algo), cuando terminaran de venderlos, ya el precio de compra sería mayor. Así vimos a muchos sucumbir, por ambición.

 

El método de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho en el ofrecimiento de servicios

Acá es donde la cochina tuerce el rabo, ya que se puede entrar en una controversia mayor, ya que cada quien es libre de colocar el precio a sus servicios y nadie puede imponérselos.

Siempre recordaré una anécdota de mi madre: Su profesora de alta costura les dijo “por cualquier trabajo que les soliciten, deben cobrar; así sea algo simbólico, pero nunca puede ser gratis, ya que su esfuerzo, dedicación, profesionalización, tiempo y creatividad, valen”.

Y esa profesora tiene razón, todo eso nos hace. Lo que pasa es que no sabemos combinarlo metódicamente como un núcleo, sino individualizarlo y en ocasiones terminamos perdiendo, incluso por orgullosos. Les explico:

En un día de trabajo ofreciendo nuestros servicios podemos o hacer poco por un cliente al que le cobramos $40 o hacer nada por eso, porque le cobramos $40.

Aquí debemos analizar nuestra estructura de costos y saber qué debemos pagar, qué necesitamos cubrir y cuánto aspiramos de holgura.

Si vamos a trabajar 8 o 10 horas diarias, ¿Necesitamos que la suma del día sea de una persona o puede ser de varias?; si al final del día aspiramos $40, cómo lo hayamos logrado (con cuántos clientes), debería ser lo de menos.

Y no, no hablo de regalar el trabajo, sino no querer aspirar a más para reducir la jornada laboral. Mucho menos demeritar nuestra calidad y profesionalismo. Lo que debemos hacer es revisar nuestras prioridades.

Si en un mes aspirábamos $1.040 de 26 días laborales y hacemos $560 porque sólo en 14 días –no continuos-, pudimos obtener un cliente de $40, estamos dando pérdidas sólo por mantener una espuria interpretación del statu quo y del nivel de vida que queremos tener.

La técnica del slogan de La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho, es una forma de humildad empresarial, comercial y de servicios que suena a utopía y es en algunos aspectos inaplicable. De seguro los gurú del dinero, esos que viven de decirle a los demás que acumular riquezas es un proceso rápido y de valorizarse a sí mismos por encima de la lógica, posibilidad y embebidos en ego es la mejor forma de vivir, obvio que no les gustará.

Ya que la vida es fijarse metas y echarle ganas, ¿Por qué no mejor distribuir nuestros horarios, cumplir las metas micro que hacen el macro –sin reventarse el alma ni olvidar a familia, amigos, sociedad y tiempo personal-, colocando mejores precios que cubran los deberes, las necesidades y las esperanzas.

De seguro la demanda constante (así como aplicó La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho), terminará en pocos meses creando también superávit a quienes ofrecen servicios, aunado a su calidad profesional por la cual le buscan y adosándole el componente humano y comprensivo de  la realidad país que requerimos.

A ningún emprendedor u ofertante de servicios le gusta un día sin hacer nada más que atrapar moscas, esperando que le llegue un cliente; mucho menos varios. Porque sabe que terminará pagando los deberes y necesidades con el poco dinero que les llega y los ahorros. Mucho menos podrán darse los gustos.

No puede llamarse desleal quien ofrece un trabajo de calidad a un precio lógico, que cubra los factores ya citados y le mantenga activo. Será tan alta la demanda que terminará rechazando o delegando, incluso expandiéndose.

Recuerdo que La Carpeta: ganamos poco, pero vendemos mucho, creó varias sucursales en La Gran Caracas y el oriente del país con el mismo éxito.

Quizá sea el momento de volver a sacar las cuentas, que no implican que no nos estemos valorizando, sino que aceleramos un poco el paso (más labore con continuidad) para nunca quedarnos atrás (con deudas y sintiendo que no producimos).

Lcdo. Argenis Serrano 

Barreras de la Comunicación entre las Personas en los Negocios

 

Barreras de la Comunicación en los Negocios

Muchas personas en posición directiva, gerencial, departamental o encargadas de comercios, incluso en el hogar, no saben explicar el por qué no han podido establecer una franca y fluida comunicación con sus subordinados, pese a los esfuerzos que según dicen, han realizado en tal sentido.


De acuerdo con la opinión de no pocos expertos en relaciones humanas, la raíz del problema está en un hecho muy simple: la aparente incapacidad de esas personas para cerrar la boca y abrir oídos y mente.


“Cállese y comience a escuchar”, es la recomendación de uno de esos expertos, quien agrega que “un gran número de gerentes –tal vez usted mismo-, tienen el hábito de transformar las conversaciones en monólogos, una excelente manera de perder tiempo, dinero e ideas”.


No debe haber una sola persona en posición directiva o de liderazgo a quien no le agradaría conocer la respuesta a las siguientes cuestiones:

1)      Lo que sus subordinados piensan de dicha persona como jefe.

2)      Lo que sus subordinados creen que son sus defectos o puntos débiles.

3)      Cuándo sus palabras son incapaces de llegar a ellos.

4)      Cuándo sus intentos de motivarlos son contraproducentes.


Sin embargo, la mayoría de esas personas sabrán las respuestas a esas preguntas, ¿Por qué?, simplemente porque no escuchan lo que las otras personas les dicen a menos que sean lo que deseen escuchar. Y eso, no es real atención.


Por ejemplo, una compañía investigó entrevistas jefe – empleado grabando varias de ellas. Cuando se le pidió a cada uno de los jefes involucrados en el experimento estimar cuánto tiempo había estado hablando; la mayoría respondió que entre un 40 y 60%. Pero cuando se les mostraron los videos los jefes se mostraron sorprendidos al comprobar que casi todos ellos habían estado hablando entre un 75 y 90% del tiempo.




Necesidad de escuchar

Las personas con autoridad rara vez sienten una verdadera necesidad de escuchar a sus subordinados y a otras personas.


Debido a su autoridad, la mayoría de estas personas bloquean la comunicación con sus subordinados en vez de crear los canales que les permitan establecerla. Escuchar lo que las personas dicen implica algo más que oír sus palabras.


La actividad más común en el mundo de los negocios es la de dos personas conversando. Pero la mayor parte de esta comunicación se desperdicia cuando es entre subordinados y jefes. Estos últimos hablan pero no estimulan a que los interlocutores lo hagan.


Una gran cantidad de problemas podrían resolverse si fuera posible implantar en el cerebro de otra persona un dispositivo que nos permitiera saber lo que está pensando.


Una de las mejores formas de usar el lenguaje es simplemente darle a nuestro interlocutor la oportunidad de hablar.


Agregue a esto un honesto deseo de comprender los sentimientos de esa persona y comprobará que su eficacia como comunicador es sorprendentemente grande.


La mayoría de las conversaciones de negocios pueden dividirse en dos categorías: las conversaciones cerradas y las conversaciones abiertas. Las primeras son las más comunes, con el ejecutivo tomando control de la situación, yendo al medio del asunto tan pronto como sea posible, usando preguntas cerradas que no dan lugar a las excusas y a respuestas que hacen perder el tiempo.


Debido a que siempre está apurado, el ejecutivo hace todo el gasto de la conversación.


Obviamente, si su interlocutor toma la palabra le hará perder una gran cantidad de tiempo con comentarios insubstanciales. La paciencia del ejecutivo, supervisor, encargado, etc., es a veces escasa porque desea ver resuelto el problema, terminar la entrevista y volver a su trabajo específico. Pero el inconveniente con este proceder es que el problema muy probablemente se seguirá repitiendo en dosis distintas y por tiempo indeterminado.


Un ejemplo de barreras de la comunicación

Supongamos por ejemplo que el gerente de producción de una planta de artículos electrónicos llama a un supervisor y le lanza la siguiente pregunta:

-    ¿Cuál es la excusa de hoy para no haber podido cumplir con la cuota de producción?


Ya allí el gerente ha prejuzgado porque está justificadamente harto y no desea más excusas. Sólo está dispuesto a escuchar razones válidas (o más bien la clase de razones que él o ella considera válidas), pero probablemente sabe que no hay ninguna.


El supervisor puede ver todo esto en la pregunta que se le ha hecho. Se tiene que proteger y masculla una explicación que no explica nada.


El gerente vuelve a la carga diciendo:

-¿Me está queriendo decir que hay escasez de partes?


A lo que el supervisor podría responder:

-    No, no es que se carezca de las partes necesarias, pero…


La entrevista termina abruptamente con la advertencia del gerente de que la producción debe aumentar al día siguiente. Pero, ¿ha sido el problema resuelto o tan siquiera examinado? En realidad, no, sólo se hurgó en las fallas, pero no se remediaron con el concurso de todos.



Resultados significativos

Las barreras de la comunicación se rompen cuando se saben utilizar las conversaciones cerradas como manera necesaria y útil, pero no en situaciones como las del ejemplo anterior.


Las conversaciones abiertas, en cambio, permiten ir debajo de la superficie. Esta forma de actuar exige más tiempo, pero muy pocas veces se le desperdicia.


Mientras que el método de la conversación cerrada emplea una pequeña cantidad de tiempo para lograr muy poco o nada, el de la conversación abierta emplea más tiempo pero consigue resultados significativos.


¿Cómo es el método de la conversación abierta?

En lo esencial, el método de la conversación abierta significa conseguir que la persona se abra y se sincere, mientras usted escucha atentamente tratando de desentrañar el significado profundo de lo que dice. Para aplicarlo, simplemente: No interrumpa, no presione ni pretenda conducir la conversación.


Con un honesto deseo de resolver el problema (y no tan sólo de adjudicar una culpa) usted tendrá una buena posibilidad de llegar a la raíz del mismo.


No se preocupe por las divagaciones de su interlocutor. Si escucha de verdad lo que él o ella están diciendo usted se enterará de muchas cosas.


Los gerentes que se han adiestrado a sí mismos en el uso del método de conversación abierta afirman que es una de las formas más rápidas y más directas de incrementar la productividad, mejorar la calidad, reducir los costos, unir a las personas y resolver otros problemas.


Lcdo. Argenis Serrano - @Periodistech


Consejos Básicos al Publicar en Redes Sociales, para tu Negocio



Vamos a repasar algunos de los errores al publicar en redes sociales.

Error 1. Publicar demasiado

Muchas veces queremos publicar más de lo necesario, para que nuestros seguidores no se pierdan nada de nosotros, de las novedades y el día a día de nuestra marca.
Es un error habitual. Publicar demasiado es malo. Agotas, y muchos seguidores abandonan la marca y dejan de seguirla por saturación.

Error 2. Publicar poco

Publicar poco en redes sociales es malo también. Apareces a ratos, cuando puedes publicar algo o cuando te apetece.
Los seguidores tiene memoria selectiva, y tu marca no permanecerá en su cabeza si no apareces regularmente en redes sociales.

Error 3. Publicar sin estrategia

Publicar en redes sociales es fácil, pero hay que hacerlo con estrategia.
Todo lo que publiques en redes sociales tiene que tener un por qué, un motivo.
Y todas las publicaciones deben formar parte de una estrategia Social Media definida para tus redes sociales.

Error 4. No conocer a tu público

Una marca crece en redes sociales si sabe a que público se dirige, quienes son sus potenciales clientes y seguidores futuros.
Luego ya trabajar el buen contenido, los buenos anuncios, etc.
Pero sin público objetivo definido, sin buyer persona, darás palos de ciego.

Error 5. Publicar sin calendario editorial

Un calendario editorial para tus redes sociales te ayuda a planificar tus contenidos, a no repetirlos, y a llevar una cadencia de marca que es esencial para el éxito.
Publicar en redes sociales necesita calidad, ritmo y medir los impactos con una buena analítica Social Media.

Palabras/Frases en Dialecto Yaruro (Indígena)

La lengua Yaruro es el dialecto autóctono de la etnia indígena, Yaruro/Pumé.  La lengua Yaruro es una lengua indígena independiente, lo q...

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