Aunque fue el Primer Ministro Winston Churchill el que se llevó la fama de haber pronunciado estas famosas palabras, no fue éste el primero en haberlas dicho, encontrándonos en la historia con otros personajes ilustres que las dijeron mucho antes que el gran estadista británico.
Una de las primeras constancias (documentada) que existe de la expresión aparece en 1823 en la obra ‘La Edad de Bronce’ dentro de un poema escrito por Lord Byron.
26 años después (2 de julio de 1849) fueron pronunciadas por Giuseppe Garibaldi a los soldados que lo acompañaban durante la defensa de la República Italiana frente a los franceses enviados por Napoleón III.
Nuevamente nos encontramos la frase en una obra literaria, esta vez en ‘Las bostonianas’ de Henry James y escrita entre 1885-86.
El siguiente en pronunciar el ‘sangre, sudor y lágrimas’ que traigo hoy fue Theodore Roosevelt en 1897, por aquel entonces Secretario de la Marina estadounidense y que las dijo durante un discurso ante los alumnos de la academia naval.
El 13 de mayo de 1940 es la fecha en la que sí que fueron pronunciadas por Winston Churchill cuando se dirigió a la Cámara de los Comunes y con las que pretendía exaltar el valor de los soldados del ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque lo que el Primer Ministro dijo en realidad fue: “Nada puedo ofrecer aparte de sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (I have nothing to otferbut blood, toil, tears and sweat”), quedando la palabra ‘esfuerzo’ olvidada por el camino.
Posteriormente, el propio Churchill utilizaría tal recurrente expresión para decirla en otros discursos.