El litio es el
medicamento de referencia para el tratamiento del trastorno bipolar, así pues
aunque se desconoce todavía su mecanismo de funcionamiento, se considera un
eutimizante o estabilizador del estado de ánimo. De esta forma se utiliza tanto
en el episodio maníaco como en el depresivo dentro del trastorno bipolar.
También se utiliza como profilaxis (prevención de episodios futuros aún cuando
el trastorno está estabilizado). Pero muchas veces nos tomamos lo que el médico
nos receta sin pensarlo y en el caso del litio por ejemplo hay que tener mucho
cuidado. Veamos un poco más en qué consiste el tratamiento con litio…
El litio
Cuando
hablamos del litio como medicación nos referimos a las sales de litio,
concretamente al carbonato de litio y el citrato de litio. Hoy en día se
considera el único fármaco efectivo para la manía. El Litio fue descubierto a
principios del siglo XIX por lo que es un medicamento antiguo. Inicialmente se
utilizaba para tratar la gota y varios trastornos mentales (antiepiléptico,
hipnótico u antidepresivo). En la década de 1940 se introdujo como una sal
sustitutoria del sodio en pacientes cardíacos lo cual llevó a una epidemia de
toxicidad que implicó el abandono de su uso de forma temporal. Pero en 1949 fue
redescubierto por John Cade que observó su efectividad en el tratamiento de la
manía. Su uso fue aprobado por la FDA en 1970.
El litio no
se encuentra por si solo en el cuerpo humano (sí aparece pero en dosis muy muy
bajas, casi residuales) y no tiene ninguna función conocida de ahí que se
suponga que sus beneficios parten de la regulación de otros procesos (no
implicado directamente).
¿Cómo
funciona? Aún no está muy claro cómo se
produce el efecto terapéutico a pesar de saber sobre qué factores actúa,
básicamente se considera un neuromodulador:
–
Bloquea la liberación de dopamina o bloquea la hipersensibilidad de los
receptores dopaminérgicos. También actúa sobre la Noradrenalina, acetilcolina y
serotonina.
–
Bloquea procesos en la neurona post-sináptica: Bloquea la reutilización de
grupos fosfatos del trifosfato inositol que activa la liberación de calcio.
–
Reemplaza el sodio en el canal sináptico por ser más pequeño y el potencial de
acción se hace más lento, haciendo que el paciente se calme.
–
Actúa sobre segundos mensajeros en la neurona y sobre la expresión genética de
la neurona.
El litio
puede tardar unos 5 días en llegar al nivel plasmático en sangre y tiene una
vida media de 12 horas.
Efecto
terapéutico:
El litio
produce los siguientes efectos buscados:
–
Eutimizante o estabilizador del estado de ánimo. Tanto para episodios maníacos
como depresivos dentro del trastorno bipolar.
–
Previene la recurrencia de episodios emocionales adicionales.
–
Se utiliza también en el trastorno depresivo (no bipolar, sin manía) cuando
estos pacientes no responden bien al tratamiento tradicional con
antidepresivos.
–
Ocasionalmente ha sido utilizado en trastornos agresivos, trastorno límite de
la personalidad o trastornos parecidos con síntomas anímicos similares.
En personas
con estado de ánimo normal no produce ningún efecto sobre el estado de ánimo,
no tiene efecto euforizante ni nada por el estilo.
Indicaciones:
Se suele
iniciar el tratamiento con una dosis de 300 a 900 mg al día que se irá
aumentando cada 3-7 días hasta conseguir llegar a unos niveles de 0,6-1,2mEq/L
(miliequivalentes por litro) en la litemia o análisis de sangre que
equivaldrían a unas dosis entre 400 y 1.600 mg de medicamento. Los niveles de
litio se deben mirar pasadas aproximadamente 12 horas desde la última toma. En
personas de edad avanzada se pueden requerir niveles más bajos mientras que en
personas jóvenes pueden ser algo más altos. Se considera intoxicación un nivel
por encima de 1,5 mEq/L.
El litio
tiene un índice de efecto terapéutico muy bajo de ahí que sea fácil
sobrepasarlo y entrar en la zona en la que empieza a ser tóxico. Por eso se
deben tomar ciertas precauciones.
La dosis
adecuada variará para cada persona.
No se
desarrolla tolerancia, abstinencia o adicción al litio pero la gente que ha
sufrido un episodio tóxico si puede desarrollar neurotoxicidad permanente al
litio.
El litio es
bien absorbido en cualquier forma por lo que se prefiere la ingesta oral por
ser más práctica. Se suele administrar en dos tomas diarias, una por la mañana
y una por la noche.
Precauciones:
Antes de
iniciar el tratamiento se deben realizar a la persona que va a tomar el litio
una serie de pruebas que garanticen que la persona puede llevar el tratamiento
sin complicaciones. Estas pruebas son:
–
Evaluación basal de riñón.
–
Análisis de la función tiroidal (tiroides).
–
Test de embarazo en mujeres en edad fértil.
–
Electrocardiograma.
–
Hemograma.
Además las
funciones tiroidal y de riñones deberían seguir controlándose cada 6 a 12
meses.
El control
de las dosis y los niveles en sangre solo puede obtenerse a través de análisis
de sangre por los que deberá pasar el paciente al menos cada 3 meses (al inicio
del tratamiento y hasta la estabilización pueden realizarse cada 4-5 días).
Efectos
secundarios: Son más frecuentes en los primeros
10-15 días tras el inicio del tratamiento y luego deberían ir disminuyendo.
–
El litio inhibe la función de la hormona antidiurética por lo que produce deshidratación.
Puede haber aumento de la sed y la necesidad de orinar.
–
El litio se asocia a largo plazo con la aparición de diabetes insípida renal.
–
Sensación general de aturdimiento y ligero temblor de manos.
–
Nauseas, mareos y dolor de cabeza (pueden mejorar ingiriendo más agua) u otras
molestias gastrointestinales (diarrea…).
–
Aumento de peso.
–
Alteración del funcionamiento del tiroides y el riñón (de ahí los análisis que
hemos descrito antes).
–
Problemas de memoria.
–
Disminución del deseo sexual.
–
Somnolencia.
–
Empeoramiento del acné o la psoriasis.
Debido a
esto el tratamiento con litio solo se prolongará más allá de los 3-5 años si el
beneficio terapéutico persiste.
Signos de
toxicidad del litio (síndrome tóxico): Temblores,
nauseas, vómitos, confusión, discurso confuso, torpeza similar a una borrachera,
ataxia, poliuria, hipertonía muscular… Si estos síntomas aparecen el paciente
debe acudir inmediatamente a urgencias para que se revisen sus niveles
plasmáticos de litio. Una intoxicación por litio puede acabar en coma o en la
muerte del paciente. Dada la alta toxicidad del litio se debe ir muy alerta al
medicar a personas con intenciones suicidas pues puede ocurrir una intoxicación
intencional.
Interacciones
y contraindicaciones:
–
No pueden tomar AINEs (antiinflamatorios no esteroideos), ibuprofeno por
ejemplo, ni diuréticos ya que enlentecen la eliminación del litio y pueden
provocar una intoxicación accidental.
–
Los vómitos, diarreas o sudoración profusa también pueden producir una
deshidratación que lleve a una intoxicación accidental.
–
Cualquier otro problema que pueda provocar deshidratación debe ser mirado
atentamente y comentado con el médico: Fiebre, virus intestinales…
–
Controlar el consumo de sal (es necesaria, no se debe dejar de consumir) y de
agua (alto, entre 2,5 y 3,5 litros diarios).
–
Está contraindicado su uso en niños y en embarazadas o personas con problemas
cardíacos.
–
La lista de medicamentos que interaccionan es muy extensa por lo que recomiendo
visitar el Vademecum que la
enlista.
–
Se recomienda excluir la cafeína de la dieta.
Combinación
con otros medicamentos:
Si aparecen
otros síntomas en el trastorno bipolar se añadirá otra medicación. Por ejemplo
el 50% de los pacientes bipolares presentan síntomas psicóticos y se les pueden
recetar antipsicóticos conjuntamente con el litio. Por lo general en un
episodio agudo grave de manía se combinarán los dos tratamientos. En casos
moderados bastará el monotratamiento con litio. En ocasiones y si la agitación
es elevada se pueden incluir benzodiacepinas y a veces se utilizan los anticonvulsionantes
(como el Valproato) que parecen también ser efectivos en el
tratamiento del trastorno.